Uno
de los recuerdos mejores que tengo de cuando vivía en Roma es ese momento del
año en el que se acerca la Pascua. No es que lo viva desde el plano religioso
pero tiene un significado algo mágico para mi. Y es mágico por los huevos de Pascua.
Recuerdo
que mi abuela siempre tenía en el periodo de la Semana Santa una cesta con lo
que aquí llamamos monas de Pascua, eran huevos pequeños, con otras figuritas
que venían envueltas en papel de aluminio con colores y que era algo complejo
despegarlo del chocolate y que una vez que lo habías despegado descubrías que
el chocolate era oscuro (y a mi no me gusta sin leche).
En
italiana descubrí el HUEVO de PASCUA, de tamaño proporcional a lo que a mi me gusta
el chocolate y que además adornan con un papel precioso, decorado y que hace
que parezca aún más grande y majestuoso ¿Sabes a cuál me refiero? Además, la visión de todos estos huevos decorados y
con colores sugerentes que invaden todas las tiendas y lugares en Italia contribuyen
a que el momento te parezca diferente.
Mi
sorpresa fue cuando el primer año que vivía allí, un compañero de trabajo me
regaló un huevo enorme y precioso de Baci, y después, un amigo especial uno de
chocolate blanco, y después otro con ese papel de Ferrero unas amigas…y así,
recuerdo que en un piso compartido con otras 4 personas cada uno juntábamos 4 ó
5 huevos lo que hacía que la casa se llenara de unos 20 modelos diferentes de
esos seres de chocolate vestidos con sus mejores galas de todos los colores y
sabores ¡y duraban casi un par de meses!
Así
que me uní a esta tradición de regalar el Huevo de Pascua a las personas que
quieres y que son especiales para ti porque no sólo sabes que disfrutarán del
placer del chocolate sino que es una demostración de cariño que reciben con una
sonrisa. Y cuando haces sonreír a alguien de verdad (no la sonrisa de mera
educación que está bien pero es como el café descafeinado) no hay nada más grande que esa sonrisa en la
otra persona.
En el grupo de Facebook #genteconsensibilidad muchas personas me han
hecho sonreír a mi y a otros. Ahora no tienes que empezar a regalar huevos de
Pascua si no quieres, pero sí puedes regalar sonrisas. Esta es mi propuesta:
¿Puedes
contar a cuántas personas les sacas intencionadamente una
sonrisa durante las próximas dos semanas? Ya sé que te estoy pidiendo que
prestes atención a un gesto que normalmente pasa desapercibido y que además te
estoy pidiendo que lo apuntes como si fuera la puntación dentro de un
videojuego, pero ¿sabes qué? seguro que ya te has dado cuenta de que aquello en
lo que pones atención es lo que florece en tu vida.
Ahora
si estás en el grupo de #genteconsensibilidad puedes compartir tus logros en el
muro y al final de las dos semanas, es decir, el 22 de marzo, publicaremos
quién ha sido el que más sonrisas ha conseguido provocar en los demás. Sólo tienes
que escribirlo en el muro: “he hecho sonreír de verdad al señor que me atiende
en la ventanilla del banco” o “he hecho sonreír de verdad a un compañero de
trabajo con el que hablo poco” o “he hecho sonreír de verdad a mi pareja” o “he
hecho sonreír de verdad a la dependienta que me ha atendido en la tienda”….
Recuerda que tiene que ser una sonrisa de las de verdad, no una de cortesía y
educación, tienes que provocar intencionadamente la sonrisa en la otra persona.
Lo
más maravilloso es que cuanto más haces sonreír a los demás más sonríes tú.
¡Qué
tengas una feliz semana llena de huevos de chocolate y sonrisas!
Paloma