El
otro día en el entrenamiento del gimnasio nos hicieron realizar series de
ejercicios diferentes. Mientras estaba haciendo flexiones, sentadillas…me
empecé a fijar en todos los que estábamos siguiendo el entrenamiento. El chico
de mi derecha hacía todos los ejercicios muy deprisa y con una energía máxima.
Luego se paraba en seco sin haber acabado la serie para pasados unos segundos reanudar
a ritmo de vértigo. Un señor que estaba en primera fila empezaba a un ritmo muy
pausado y se mantenía constante toda la serie pero no le daba tiempo a terminar
cuando la entrenadora cambiaba de ejercicio. Uno estaba tan obsesionado con
mantener la postura correcta que cuando había terminado el tiempo de la serie
todavía estaba haciendo preguntas sobre si lo hacía bien y no había casi
empezado. Un señora empezaba al ritmo
marcado y sistemáticamente se paraba dos repeticiones antes en todos los
ejercicios dejando la serie inacabada.
No
pude evitar pensar que es curioso cómo estos comportamientos representan el
estilo de comportamiento de muchas personas en su día a día. Hay quien va muy
rápido y quiere hace tantas cosas y todo de golpe que nunca llega a completar
bien la tarea por falta de organización y dosificación. Están los que por
cautela tardan demasiado en llegar a su objetivo. Los que tienen que analizar
todo antes de empezar. Están aquellos que realizan muy bien su tarea pero dejan
la última parte inacabada…
Ahora
que algunas empresas en el sector educativo están en el cierre de su año
escolar y yo me encuentro involucrada en alguna de ellas, estoy
viviendo lo importante que es haberte
organizado de tal manera que hayas conseguidos tus objetivos en el tiempo
programado. No todos saben hacerlo. Lo sé por experiencia. Las personas que
tienen un montón de ideas, de proyectos y que van a velocidad de vértigo son
claves en la empresas, sin embargo necesitan organizarlas y centrarlas para así
poder ser más eficaces y seguir consiguiendo resultados en el tiempo
correspondiente. Quizá conozcas muchísimas técnicas o incluso tengas ideas
novedosas sobre cómo hacer flexiones y sentadillas pero si no planificas tu
actividad, difícilmente podrás ir subiendo el ritmo para quizá después llegar a
complicar algo más el ejercicio, soltando una de las manos en las flexiones, sabiendo cuál es la forma física que quieres tener.
Yo
lo he aprendido con el tiempo. La planificación es importarte. Ya estés en tu
estado de artista, de manager o de emprendedor. Te ayuda a marcarte una dirección.
Es como si pasaras un imán a todas tus ideas y así se alinearan. Es más fácil
gestionarlas para llegar a la eficacia y para ello existen un montón de métodos
a nivel empresarial o a nivel personal.
En
el libro “7 hábitos de la gente altamente efectiva” Stephen Covey explica el 7º
hábito “Afila la sierra” a partir de la historia de un leñador que está
serrando, con toda la energía posible y sin descansar un minuto, un árbol enorme con una sierra sin afilar. Un
señor que observa esta escena le dice -¿y
si paras un momento y afilas la sierra para ser más eficaz?- a lo que el
leñador responde -¿la sierra? ¿y quién tiene tiempo para hacerlo?
Quizá
no hace falta que lo hagas cuando vayas al gimnasio (lo mío es deformación
profesional) pero de vez en cuando en tu día a día pregúntate ¿cuánto más
eficaz puedo ser si me planifico bien mi dirección? ¿si reviso mis objetivos?
¿si cada mañana tengo programadas las cosas que hacer que me llevarán a
conseguir los objetivos y así estar en la dirección profesional o personal que
he decidido?
Y
recuerda siempre que realizar el viaje es más divertido que llegar a meta, así que ¡disfrútalo!
Que
tengas una feliz semana