Estoy
en un vuelo de Ryanair. Para quien conoce esta compañía sabe ya seguro que no es un
placer volar con ellos. Es más, yo creo que es lo más parecido a la alienación del ser humano, junto a las colas para renovar documentos en Roma (hablo por experiencia).
Mi
actitud cuando tengo que volar con esta compañía es de enfado desde el
momento en que tengo que aguantar una interminable cola para facturar, la mala
educación del personal, no poder
dormir porque a lo largo del viaje venden por megafonía hasta objetos voladores no identificados…un sin fin de incomodidades.
Yo sé que son así, lo sé ya desde el momento en
que compro el billete, por esto, hoy me he propuesto cambiar mi actitud…porque…a ellos sería imposible cambiarlos. Y es que no puedes cambiar lo
hechos pero siempre podrás cambiar tu actitud frente a ellos. Recuérdalo.
Hoy he
esperado la cola interminable y en vez de escuchar mi voz interior que dice
'joder cómo son, no pienso volar más con ellos', me he puesto a leer un libro precioso que me
acababa de regalar un amigo y han tenido que avisarme cuando ha llegado mi
turno para facturar ya que estaba absorta en otros mundos.
Cuando he
llegado al check-in he puesto mi mejor sonrisa verdadera a la chica detrás del mostrador. En otros momentos hubiera reflejado mi
malestar pero hoy, he puesto en práctica una maravillosa lección de mi gran maestra la Dr. Swarzman. Así que según me acercaba y veía a la chica del mostrador iba pensando: tú al igual que yo necesitas trabajar, tú al igual que yo estás cansada en algunos momentos, tú al igual que yo eres buena persona, tú al igual que yo tienes la capacidad de querer aunque quizá no siempre te salga, tú al igual que yo... Para el momento
en que he llegado al mostrador, ella me sonreía, incluso ha salido de su
boca un 'perfecto' cuando he apoyado mi maleta en el peso y posteriormente muy
cordialmente hemos hasta tenido una conversación sobre el mes en que mi DNI
iba a caducar.
Por fin
entraba en el avión y como procuro evitar tener
que hacer la fila interminable en la puerta de embarque, he optado por pagar el suplemento que te
permite elegir tu asiento. Así que he entrado la última. Feliz. La
sorpresa ha sido que mi asiento, estratégicamente elegido para tener más sitio para estirar las piernas y en pasillo (ya que llevo dos días metida en aviones) estaba ocupado por una madre con dos
niños de los cuales el mayor tenía 5 años. El azafato me ha
preguntado si no me importaba sentarme en la fila del otro lado (obviamente sin
sitio para estirar la piernas y ventana) ya que los que estaban en mi asiento “eran una familia” (por lo visto, yo al "no ser una familia” no tengo derecho al asiento
que he pagado) ..... He sonreído, le he dicho que por
supuesto no me importaba. He visto cómo la madre explicaba en
italiano a los niños el favor que les había hecho y ellos me han sonreído emitiendo un dulcísimo ‘grazie mille’. Ha merecido la pena.
Aunque las colas sean las mismas, la mala educación continua, los suplementos
abusivos y las tonterías constantes, hoy he decidido
cuál quería que fuera mi actitud frente a algo que no puedo cambiar.
Y es que al igual que eliges tu ropa por las mañanas también puedes elegir tu actitud, tus
pensamientos también puedes empezar a elegirlos.
1. Piensa por las mañanas cuál quieres que sea tu actitud
ese día y date buenos motivos para
ello.
2. Si se te esta olvidando (que
ocurre a lo largo del día) recuérdate los motivos de nuevo, merece la pena.
3. Sé consciente de que habrá situaciones y elementos que
harán que salgas de ese estado pero depende de ti volver.
4. Vuelve a tu estado positivo lo
antes posible.
5. Si estás encontrando difícil volver a tu estado, céntrate en los demás, céntrate en hacer sentir bien a las personas con las que interaccionas...encontrarás magia en ello...
5. Y diviértete en todo momento
Recuerda
tú eres tu actitud, así que elígela bien y te encontrarás disfrutando más aún de la vida
Que
tengas una estupenda semana
Paloma